¿Qué significa para mí la CVX Mundial?
En un inicio significó un horizonte que, aunque me parecía lejano, me motivó por muchos años a servir a la CVX, sabiendo que mi proyecto de vida tenía más sentido bajo esa certeza de pertenecer a un proyecto mayor al pequeño mundo que yo alcanzaba a ver, que era mucho mayor a mis grandes limitaciones, pero que representaba mi gran sueño de aportar mi pequeño granito de arena para construir otro mundo posible a la manera de Cristo. Hoy la CVX mundial es una realidad latente, en construcción, como proceso de la llama profunda del espíritu, la cual me hace ver cómo los ritmos de Dios tienen su lógica y sentido para hacer realidad el reino, y nuestro aporte como CVX mundial es parte de una lógica eclesial mucho mayor.
El gran proyecto de Dios que logramos vislumbrar gracias a la CVX mundial integra a hombres y mujeres de buena voluntad en todo el mundo y en toda su diversidad, y ello afirma la certeza de que tenemos una responsabilidad tremenda para responder a los dolores más urgentes del mundo con la frontalidad del proyecto de Cristo y la fuerza de nuestra espiritualidad.
¿Me identifico plenamente con los Principios Generales?
A lo largo de los años he tenido la oportunidad de estudiarlos y profundizarlos en una primera época como miembro de CVX, luego tuve la oportunidad de incorporarlos en mi propia experiencia de fe y de comunidad, aún con las grandes limitaciones y sintiendo que no logro cumplir muchos de esos grandes ideales, y hoy, en una última etapa, siento una verdadera vocación y llamada para contagiarlos, compartirlos y defenderlos desde el testimonio de vida y el impulso a caminar de nuestra CVX, sobre todo la de América Latina con la que tuve el privilegio de trabajar tan cercanamente los últimos años, y donde encontré a los más grandes maestros de la congruencia con los Principios Generales.
¿Cuál es mi visión de la CVX Mundial en los próximos cinco años?
Creo que el llamado fundamental está dado en la capacidad de honrar, en serio, los llamados del Espíritu que hemos recibido en las últimas Asambleas Mundiales. Dios ha sido maravilloso con la CVX, y siento que nos quedan muchos pasos por dar para poder responder a esos llamados para ser un Cuerpo Apostólico más unido e integrado, más integrado con el proyecto mayor de construcción del reino en un “sentir con la Iglesia”, y sobre todo respondiendo con más libertad e indiferencia ignaciana a los enormes retos que nos presenta el mundo de hoy.
Intuyo que en los próximos 5 años la CVX será capaz de consolidar todos los aspectos que le dan sentido a nuestro Cuerpo desde nuestras raíces, y será capaz de avanzar con valentía y genuina disponibilidad a una respuesta más frontal a los dolores de este mundo.
También, sueño con una CVX que en los próximos años sea capaz de seguir creciendo en sitios del mundo donde el catolicismo requiere un apoyo fuerte para no perder los valores del evangelio, donde se den colaboraciones mucho más cercanas y misioneras con la Compañía de Jesús, y donde se fecunde aún más la relación con la Iglesia, con organizaciones afines, y otras personas de buena voluntad, para responder a los retos inmensos frente a nosotros.
¿Qué talentos/carismas especiales podría yo traer al ExCo Mundial?
Creo que soy un hombre de una persistencia muy grande, no tengo miedo a poner mi vida toda para luchar por mi fe y mi compromiso social, con el paso de los años he aprendido a reconocer con apertura mis limitaciones y errores, he aprendido a pedir ayuda y delegar para no caer en la tentación de la auto-suficiencia, y me siento plenamente identificado con el proyecto del reino que Jesús nos ha mostrado.
Reconozco mis miedos, inexperiencia en muchos temas, y limitaciones estructurales, que son muchas, pero creo que tengo una confianza total en el discernimiento y en cómo Dios va actuando en nosotros, de forma que creo que mi fuerza fundamental está en esa apertura a buscar lo que Dios va estableciendo como mediaciones, y con el discernimiento personal y comunitario responder a ello. Un valor muy grande es mi fe y confianza absoluta en la fuerza del mandato de las Asambleas, mediante el cual Dios nos habla como CVX, y desde ellas no tengo miedo a buscar nuevas rutas, siempre discernidas para responder a esos llamados.
Aunque me he tropezado muchas veces, sé ponerme de pie, aceptar mis errores, pedir disculpas, reorientar el camino, y seguir avanzando. Tengo un talento especial que es mi esposa, mi familia, y muchos de mis hermanos de comunidad, que me conocen como nadie, siempre han sido el referente prioritario de mi vivencia de Dios, y son los que me confrontan y acompañen en todo paso que doy. Cualquier rol dentro del EXCO no es una tarea individual, los que están ahí, son personas privilegiadas que tienen la responsabilidad enorme de integrar las búsquedas, inquietudes y apuestas de todos los hombres y mujeres que son los que dan vida a la CVX.